Los presupuestos y las actividades que se
destinan y programan para el desarrollo de la acuicultura, quedan a reserva de
las prioridades de la pesca, que por lo general se lleva todos los recursos
económicos, administrativos y materiales, en una interminable lucha para
sobrevivir en un mundo que cada día le deja menos espacios ambientales y
económicos.
En la mayoría de los países de América Latina la agenda política y
administrativa de la Acuicultura está contemplada dentro de la Pesca, como si
fuera una actividad adicional dentro de este sector. De esta manera, los
presupuestos y las actividades que se destinan y programan para el desarrollo
de la acuicultura, quedan a reserva de las prioridades de la pesca, que por lo
general se lleva todos los recursos económicos, administrativos y materiales,
en una interminable lucha para sobrevivir en un mundo que cada día le deja
menos espacios ambientales y económicos.
Esta visión anticuada de contemplar la gestión y la administración de la
acuicultura dentro de la pesca por parte de estos gobiernos, propia del siglo
pasado, no corresponde con la necesidad que tiene la región latinoamericana, y
el mundo, de producir proteína animal de pescados y maricos para alimentar a
una población creciente de cara al 2030.
El total mundial del aporte de proteína animal para consumo humano por
parte de la pesca y la acuicultura corresponde al 25 % del total de proteína
animal consumida por la humanidad actualmente, considerando: aves, cerdos,
bovinos y pescados y mariscos. La aportación de proteína animal de pescados y
mariscos es mayor individualmente que estas tres industrias pecuarias en lo
individual.
Si consideramos que una mitad del aporte de proteína de pescados y
mariscos corresponde a la pesca y la otra mitad a la acuicultura, podemos
predecir con facilidad que la mitad que le corresponde a la pesca, será cada
vez menor a medida que la población vaya creciendo y que las pesquerías se
vayan colapsando por la sobreexplotación, por la reducción voluntaria o no del
esfuerzo pesquero, y por el creciente interés de la sociedad civil de conservar
los mares y océanos, que empujan al crecimiento de las áreas marinas
protegidas, dentro de las cuales la pesca es firmemente contenida.
En el mejor de los casos en que se dejara a la pesca continuar con el
mismo esfuerzo pesquero actual, la producción de pescados y mariscos no va a
crecer, y la población y la demanda sí. En base a rigurosos análisis la FAO ha
contemplado que para la década del 2020 al 2030, la demandada insatisfecha de
pescados y mariscos podría sumar unas 30 millones de toneladas. Esto puede
significar una falta de proteína animal disponible para consumo humano de cerca
del 12 % del consumo actual, mismas que las otras actividades pecuarias será
difícil que puedan satisfacer.
¿Qué significa este déficit de proteína para el consumo humano en el
futuro inmediato? Que puede haber hambrunas, desnutrición, enfermedades
epidemiológicas relacionadas a la desnutrición crónica, retraso en el
desarrollo cognitivo de los niños de las poblaciones más afectadas, migraciones
masivas, violencia y degradación en diversas regiones del mundo, sobre todo en
las más marginadas, y en donde la pesca es ahora una fuente importante de
suministro de proteína animal.
De continuar los gobiernos con la tendencia histórica de implementar
planes de subsidios para el rescate de la pesca, dejando de lado la inversión
en la promoción y el desarrollo de la acuicultura, que contemplen: planes,
políticas y recursos económicos adecuada y proporcionalmente asignados, el
colapso de las pesquerías y de las poblaciones de las comunidades rivereñas va
a ser inevitable.
La única manera de propiciar un desarrollo sostenible de la acuicultura
en el mediano y largo plazo, es separarla de la pesca y asignar recursos
humanos, materiales y económicos exclusivamente para su crecimiento. Los
problemas que enfrenta la pesca actualmente, rebasan la capacidad de gestión de
cualquier equipo de trabajo, por más especializado que sea. La división de la
gestión de etas industrias, le permitiría a la acuicultura tener un despegue
sólido y escalable que la podría colocar en un lugar prominente en la
generación de proteína animal, del desarrollo económico y de la estabilidad
social de cualquier país.
Salvador Meza. Editor & Publisher.
www.panoramaacuicola.com y www.aquaculturemag.com
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