El concepto de innovación tiene décadas rondando los
ambientes tecnológicos, administrativos y de negocios y ya ha tocado las
puertas de la acuicultura. Pero, ¿qué es la innovación? En pocas y entendibles palabras,
innovar es la aplicación de nuevas ideas, conceptos, productos, servicios y
prácticas con la intención de mejorar la productividad de un proceso. Una
condición esencial para considerar dentro de la innovación a una idea,
concepto, producto, servicio y práctica, es que su aplicación sea exitosa. Es
decir, no sólo hay que inventar algo, sino ponerlo a funcionar para que en la práctica
la productividad realmente se vea afectada positivamente.
La acuicultura como industria en desarrollo tiene
que ser por definición la industria de la innovación. Todo está por
descubrirse. Prácticamente todos los días los operarios de las granjas
acuícolas se enfrentan a un sinnúmero de desafíos que terminan solucionando con
su ingenio y creatividad, aportando así un componente al proceso productivo que
mejora la productividad de la granja en cuestión, situación que cumple perfectamente
con la definición del concepto de innovación.
Sin embargo, estos desafíos sorteados con la
capacidad creadora de una o un grupo de personas, por lo general no se
documentan, no se describen sistemática y ordenadamente en un papel, ni se
lleva ningún tipo de registro sobre ellos. De esta manera, la chispa creadora, termina por perderse entre estanques, peces y
bombas, y la producción de conocimiento no se genera.
Al cabo de unos años, esta persona o grupo de
personas se van de la granja con todo y sus conocimientos y cuando se presenta
algún desafío similar, la empresa se ve en aprietos para resolverlo. Trata de
conseguir otras personas que lo solucionen, y así sistemáticamente, año tras
año, hasta que de tanto estar dando vueltas en el mismo circulito se establece
un “procedimiento”, que por lo general se transmite de boca en boca desde el
dueño de la granja hasta el operario que tiene que estar listo por si sucede el
percance y en lugar de conocimiento se genera “sabiduría”.
La cuestión es que el valor de las empresas hoy en
día reside en el conocimiento que generan más que en el volumen de su
producción.
La eficiencia y la productividad de cada una de las
empresas que producen camarón, tilapia o cualquiera de estos productos, y que les
da la oportunidad de producir a menor costo, con un producto de mejor calidad,
entregado en mejores condiciones y tiempo, es lo que hace la diferencia. Y esta
diferencia está dada por la innovación y la generación de conocimiento puestas en
práctica.
Al referir a la acuicultura como la industria de la
innovación, se quiere decir que es una industria que constantemente está
descubriendo procesos. Sin embargo, un proceso que no está descrito en forma
sistemática y de manera ordenada, para que cualquiera pueda entenderlo y aplicarlo,
no es conocimiento en sí; pues no se puede llevar a la práctica fácilmente, no
puede producir una mejora de la productividad sistemáticamente y por lo tanto
no se convierte en innovación y carece de valor.
El Perú como muchos otros países de Latinoamérica,
tiene mucho potencial para el desarrollo de la acuicultura, sin embargo la
falta de políticas adecuadas no permite avanzar integralmente y pensando en el
mediano y largo plazo, hoy en día aún se siguen trabajando como hace muchos
años, debido a que en muchas instituciones públicas no hay una renovación de
los recursos humanos con talentos que vengan con una nueva visión de la
actividad, con conocimientos nuevos que les permita ir al ritmo de la
acuicultura mundial, con nuevos avances e innovaciones, a pesar que las
instituciones del estado son las encargadas de la promoción y desarrollo de la
actividad, entonces ya sabemos por qué estamos así hoy.
En el Perú el sector privado es el que ha promovido
el desarrollo de la actividad acuicola, en este sentido los pequeños
productores que son más del 75% han contribuido enormemente, así mismo es el
sector privado quienes han sido quienes más han innovado, unos ejemplos
prácticos son el logro del cultivo de Langostinos en agua dulce, el cultivo de
truchas a temperaturas superiores a 14 C y lograr la reproducción del Paiche en
condiciones de confinamiento de manera natural. Sin duda se debería pensar en
que el estado y el sector privado trabajen de la mano y compartan conocimientos
y fomentar el logro de nuevas innovaciones para el desarrollo de la acuicultura
peruana.
Sin duda hay mucho por hacer, pero debemos comenzar
por fomentar la formalización y capacitación de muchos pequeños productores, así
como de muchos de los profesionales, sobre todo de aquellos que tiene la labor
de promoción y desarrollo de la actividad, fomentar la investigación, cursos de
especialización, transferencia tecnológica, etc., si verdaderamente queremos
desarrollar nuestra acuicultura peruana.
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