jueves, 20 de abril de 2023

La oferta alimentaria y el rol de la pesca y acuicultura en la seguridad alimentaria en el Perú


Un estudio publicado recientemente por la ONG Centro Peruano de Estudios Sociales – CEPES, sobre diferentes dimensiones de la cuestión agroalimentaria en el Perú, menciona que, si bien el planeta produce lo suficiente para alimentar a todo el mundo, hay más de 800 millones de personas con hambre y la población obesa y con sobrepeso va en constante aumento.
 
“La crisis provocada por la pandemia se despliega en una crisis planetaria que amenaza nuestro clima y nuestras sociedades. Al mismo tiempo, los sistemas alimentarios generan un tercio de la emisión de gases de efecto invernadero, la pérdida del 80% de la biodiversidad y utilizan el 70% del agua”. (ONU, 2021)
 
En el 2021, las personas con inseguridad alimentaria moderada o severa superaban el 29% de la población mundial unos 2,300 millones de habitantes, más de 3,000 millones de personas no pueden acceder a una buena alimentación por el alto costo de los alimentos saludables (aproximadamente US$3.50 por persona y por día), esto principalmente en Asia, África y Latinoamérica. Hay suficientes alimentos, pero no todos pueden acceder a ellos, principalmente por la desigualdad y la pobreza. Con la crisis, la guerra y los eventos climáticos, la situación se agrava y la incertidumbre se instala aún más.



Para el caso del Perú, si bien contamos con una gran tradición agrícola, una inmensa biodiversidad y conocimientos acumulados de cómo aprovecharla. La paradoja es que un alto porcentaje de su población está malnutrida, situación agravada por la actual crisis agroalimentaria.
 
La situación alimentaria de los peruanos estaba mejorando gracias al crecimiento de la economía. Pero con el poco dinamismo, la inestabilidad política y la pandemia, la situación alimentaria actualmente ha retrocedido, manteniéndose la desnutrición en un 24% en las zonas rurales y en 6.5% para las zonas urbanas esto para niños menores a 5 años. En cuanto a la incidencia de la anemia en los niños y niñas menores de 3 años se ha mantenido alta durante todos estos años, por encima del 40%, (35.3% en zona urbana y 48.7 en zona rural), (30.8% en costa, 49.8% en sierra y 46.1 en selva). El sobrepeso y la obesidad inciden crecientemente en la población, en todas las regiones, grupos de edad y niveles de ingresos. Dos de sus principales causas son el alto costo de una alimentación saludable (US$ 3.29) y la persistencia de la pobreza (20.5%). El sobrepeso y la obesidad favorecen la incidencia de la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y ciertas formas de cáncer y esto representa un alto costo económico para la salud pública.
 
La oferta alimentaria comprende la comercialización de todos los bienes alimentarios de origen agrícola, pecuario y pesquero producidos dentro o fuera del país durante un tiempo determinado. La oferta alimentaria en el país está compuesta por 21 rubros alimentarios de los sectores Agrícola 89%, Pecuario 10% y Pesquero solo el 1%.
 
La agricultura familiar es muy importante para la alimentación del país y es responsable del 56.5% de la oferta alimentaria total; 57.3% de la oferta agrícola; 47.4% de la pecuaria; y 65% de la pesquera. Sin embargo, seguimos dependiendo de la importación de Cereales 57%, Aceites 69% y Nueces 80% (Trigo 99% y maíz amarillo 72%).
 
Los impactos de la pandemia sobre la economía y la salud pública, la guerra ruso-ucraniana y los trastornos climáticos producidos por el calentamiento global, han ocasionado el encarecimiento del combustible y los fertilizantes, elevando estos sus precios, lo que ocasiona incrementos en los costos de producción de los alimentos
 
Actualmente la crisis es más evidente en el acceso a los alimentos por tres razones principales. La primera es la ola de despidos y pérdida de empleos causada por la pandemia, que repercutió en una radical reducción de ingresos de parte de la población; la segunda, la suspensión de las clases escolares, que obligó a los programas de alimentación escolar a cambios importantes en sus procedimientos de distribución; la tercera, el encarecimiento del costo de vida y, particularmente, la inflación del precio de los alimentos.


 
En el sector pesquero, en cuanto al desembarque de productos pesqueros estamos ubicados en el tercer puesto a nivel mundial y al 2022 tenemos un reporte de más de 5.38 millones de toneladas y en Acuicultura con más 150 mil toneladas, ubicados en el puesto sesto a nivel de Latinoamérica, sin embargo de esto solo 697 mil toneladas (12.93%) de la pesca y el 63.30% de la producción acuícola lo dedicamos al consumo o venta interna, lo demás se dedica a las exportaciones y para la producción de harina de pescado.
 
Si bien la actividad pesquera genera más de 700 mil puestos de trabajo y en el caso de la acuicultura peruana genera más de 120,000 empleos estimados (37% directos y 63% indirectos) y aportan al PBI con más del 1.5%, no estamos aprovechando racionalmente la extracción pesquera y el gran potencial de la acuicultura peruana como actividades estratégicas para la seguridad alimentaria y nutrición en el País.



En general, las condiciones para enfrentar la crisis alimentaria en el país se han visto perjudicadas, por varios factores adicionales: 1. minusvaloración del problema tanto por el poder Ejecutivo como por el Legislativo; 2. graves problemas de gestión derivados de la falta de objetivos claros, de la no idoneidad de los funcionarios nombrados por el nuevo gobierno y la corrupción; 3. falta de una estrategia de seguridad alimentaria; 4. limitada capacidad del gobierno para vincularse a los esfuerzos de la sociedad civil por responder a la crisis; 5. desvinculación completa entre la política agraria, pesquera y la cuestión alimentaria.