martes, 9 de abril de 2024

La Acuicultura uno de los Sectores con más Potencial de Crecimiento


Ante un escenario de bajo crecimiento, el Banco Mundial en una reciente publicación denominada Diagnostico País del Sector Privado, Creando Mercados en el Perú y nuevas oportunidades desde las Regiones, recomendó el impulso de cuatro sectores económicos para recuperar la senda del crecimiento económico y su sostenibilidad, estos sectores son: La Agricultura, el turismo, la Economía digital y la Acuicultura. Al impulsar la inversión del sector privado en actividades económicas más inclusivas y climáticamente inteligentes, el Perú no solo podría acelerar la tasa de crecimiento económica, sino también aprovecharla para lograr la convergencia regional y el crecimiento económico sostenible. Estos cuatro sectores tienen un alto potencial para atraer inversión extranjera y doméstica y crear más y mejores empleos. Al mismo tiempo que maximizan los efectos indirectos socioeconómicos, particularmente en la convergencia regional.

Desde principios del siglo XXI, la acuicultura ha contribuido progresivamente a la producción mundial de recursos acuáticos vivos y proteína animal. Se estima que adquirirá mayor protagonismo para el 2030.

El Perú tiene un sector acuícola en crecimiento, tanto marino como de agua dulce, que se basa en una industria pesquera establecida. La acuicultura marina peruana se concentra en vieiras (conchas de abanico) y camarones (Langostinos) cultivados en estanques de agua salada cerca del océano. La acuicultura de agua dulce cultiva principalmente truchas, utilizando lagunas, ríos y estanques artificiales. La acuicultura del Perú creció un 14% anual entre 2015 y 2019, superando significativamente el crecimiento mundial a pesar del impacto de los eventos climáticos y las enfermedades. El sector emplea directamente a 100,000 personas y, junto con otras actividades de

la cadena de valor, genera más de 350,000 puestos de trabajo (directos e indirectos). Sin embargo, la mayoría de los empleos directos en la acuicultura son informales, por lo que el sector tiene un potencial significativo para aumentar la productividad y la calidad del empleo. Los principales cuellos de botella identificados incluyen la falta de un marco de política acuícola nacional que incluya la planificación espacial y garantice la disponibilidad de servicios públicos, incluyendo la infraestructura, en las principales zonas de cultivo.

Aunque el Perú tiene un mercado interno importante para los productos de acuicultura, la mayor parte de la producción se exporta. A nivel mundial, existe una demanda creciente de los productos de acuicultura como fuente de proteína animal producida de manera más sostenible. En 2018, la producción mundial de productos de acuicultura alcanzó los 82.1 millones de TM. Se estima que, dado el alto potencial de la industria, la producción crecerá hasta alcanzar los 109 millones de TM al 2030.

La alta rotación en la gobernanza de las instituciones dedicadas al sector acuícola, aunada a la falta de planeación y seguimiento han limitado el crecimiento y el potencial del sector. El sector acuícola peruano podría beneficiarse de una hoja de ruta clara con objetivos a largo plazo y de estabilidad regulatoria. Aunque el marco regulatorio general está relativamente definido de una manera clara, los organismos tienen una alta rotación de funcionarios de alto nivel. Esta debilidad institucional es un obstáculo clave para un desarrollo organizado de la acuicultura porque hay una falta de experiencia técnica y continuidad en la formulación de políticas. Este problema se ve agravado por la escasa asignación de recursos financieros y capital humano por parte de los Gobiernos Regionales del Perú (GOREs), lo que limita la ejecución de políticas y la inversión en infraestructura y otros servicios públicos a nivel regional. La falta de continuidad de la gobernanza dificulta el diseño, la implementación y la evaluación de instrumentos de política. La acuicultura también se ve afectada por las externalidades negativas de otras actividades económicas, principalmente por la minería que contamina las fuentes de agua necesarias para el cultivo. Este problema es una consecuencia directa principalmente de los vacíos en la gestión y las políticas de planificación espacial, junto con la falta de supervisión en las regiones y la mitigación de las actividades informales.

El sector acuícola en el Perú necesita más innovación y nuevos procesos tecnológicos y herramientas que le permitan competir en el mercado internacional. Los rendimientos de la acuicultura peruana han sido altamente inestables en los últimos años debido a la volatilidad inducida por el cambio climático en las condiciones oceánicas y las enfermedades. La presencia de patógenos exacerba la ya relativamente alta mortalidad de especies clave, como el camarón o langostino. La ausencia de tecnología moderna y habilidades para adaptarse a un clima cambiante y controlar los factores, especialmente entre los productores individuales, los micro productores y los pequeños productores, conduce a pérdidas económicas significativas. Además, el suministro de semillas de vieiras (conchas de abanico) depende de las condiciones naturales amenazadas por el cambio climático, mientras que el país depende de las importaciones de semillas de camarón o langostino de Ecuador, en el caso de la acuicultura continental se depende mayormente de la importación de ovas de trucha, en el caso de tilapia aún no se ha definido la importación formal de hormonas para el proceso de reversión sexual, en el caso de peces amazónicos se depende de la inducción sexual para la producción de alevines y solo la mitad del año y las prácticas mejoradas presentan una oportunidad para capturar más valor localmente. El Perú podría beneficiarse del ejemplo de la industria acuícola mundial que avanza hacia la adopción de prácticas de gestión de residuos circular en la etapa de transformación, creando sinergias con otros sectores, como la agricultura. Las actividades de investigación tienen un alcance insuficiente y actualmente no están bien adaptadas a las necesidades de las operaciones acuícolas. Las empresas del sector no han invertido en investigación y centros de mejoramiento genético para incrementar y mejorar genéticamente la producción local de semillas. El apoyo público a la investigación de mejores prácticas y tecnologías y su adopción en condiciones geográficas y climáticas específicas podría respaldar el crecimiento sostenible del sector. Las prácticas regulatorias demasiado rígidas obstaculizan la innovación, imponen costos adicionales y conducen a procesos duplicados. Esta situación es evidente, por ejemplo, en el contexto de las normas sanitarias donde el gobierno no acepta certificaciones internacionales que las empresas deben obtener para acceder a mercados de exportación de alto valor. En el caso de la importación de nuevas tecnologías los tramites y sobretodos los impuestos duplican casi el valor lo que no la hace muy atractivo sobre todo para los pequeños productores acuícolas. Esta posición del gobierno conduce a una duplicación del costo de cumplimiento y puede causar retrasos porque la duración de las auditorías locales con frecuencia limita la exportación de productos frescos de las empresas.

Estructura de la cadena de valor. El crecimiento del sector se ha visto limitado por los altos niveles de informalidad, la falta de servicios públicos y la escasez de capital humano. Estos problemas dificultan garantizar el rastreo y la certificación, que son requisitos previos para que los pequeños productores se integren en las cadenas de valor mundiales. Se puede obtener la eficiencia en los procesos de la cadena de valor mejorando el capital humano a través de la implementación de programas cortos de capacitación, así como programas de supervisión empresarial. La implementación de esquemas de asociatividad vertical que en conjunto puedan reducir costos y aumentar la generación de valor a lo largo de la cadena de valor de la acuicultura. Esto permitiría incluir a los pequeños productores en las cadenas de valor locales y globales.