lunes, 8 de mayo de 2017

¿Es cierto que la acuicultura puede dañar el medio ambiente?


Comer pescado es bueno para la salud, pero no hay suficientes peces y moluscos salvajes para satisfacer la demanda actual. La pesca sostenible y la acuicultura van de la mano. Solo juntas pueden producir el pescado suficiente para satisfacer la demanda de la creciente población mundial sin poner en peligro el futuro a largo plazo de nuestras poblaciones de peces salvajes.

A nivel mundial la acuicultura aporta más de 55% del pescado que comemos. Comer más pescado de acuicultura significa explotar menos las poblaciones salvajes, depender menos de las importaciones, crear más empleo e impulsar el crecimiento en nuestras economías locales.

Los moluscos, como mejillones y ostras, se crían en bateas, palos o estructuras en forma de mesa. Necesitan agua limpia para alimentarse de los nutrientes que se encuentran en el agua. Los peces marinos, como el salmón y la lubina, se crían en grandes cercados de redes, suspendidos en la superficie del mar. Los peces de agua dulce, como la trucha, suelen criarse en cisternas a las que se desvía el agua de los ríos. Otros peces de agua dulce, como la carpa, se crían en grandes lagos y estanques.

Como cualquier otra actividad humana, la acuicultura debe gestionarse de manera sostenible y responsable. Como todos los demás productores de alimentos, los piscicultores tienen la obligación de cumplir normas medioambientales y sanitarias. Las normas medioambientales mundiales para acuicultura se encuentran entre las más estrictas y eficaces del mundo. Pero además los acuicultores deben contribuir activamente a la protección del medio ambiente: por ejemplo, los estanques utilizados en la acuicultura ayudan a conservar los paisajes naturales y los hábitats de aves salvajes y otras especies amenazadas.

Los moluscos ayudan a limpiar las aguas costeras ya que absorben nutrientes que de otro modo podrían perjudicar a la calidad del agua. Por último, la sostenibilidad también es un buen acuerdo comercial y los piscicultores son los primeros en controlar y proteger el medio ambiente para garantizar que no haya ningún impacto negativo.

La legislación actual establece normas rigurosas, como los niveles máximos de contaminantes, para garantizar que los alimentos que consumimos sean seguros. Esos niveles son los mismos para los peces de una y otra procedencia y un estricto sistema de controles oficiales garantiza que solo lleguen a nuestras mesas alimentos sanos, vengan localmente o de otro país.

Para producir un kilo de trucha de piscifactoría se necesita más de un kilo de pescado salvaje. ¿Tiene sentido alimentar a los peces de cría con peces salvajes?

La necesidad de alimentar con peces salvajes a los peces carnívoros como la trucha o el salmón supone inevitablemente un reto para la acuicultura sostenible. Gracias a la mejora de la disponibilidad y la utilización de soluciones alternativas, y a la mayor eficiencia de la alimentación, está disminuyendo constantemente la proporción de peces salvajes utilizada para producir un kilo de pescado de piscifactoría. Además de las consideraciones de sostenibilidad hay también un claro incentivo económico para los acuicultores en recurrir menos a peces salvajes, ya que representan uno de sus mayores costes de producción.

La Política Pesquera de cualquier país debe buscar ayudar a prioritariamente al sector de la acuicultura. Ya existen muchos países que han publicado una serie de directrices que presentan las prioridades comunes y los objetivos generales de la acuicultura en sus paises. Los cuatro aspectos prioritarios son:

·         - normas sanitarias y medioambientales de alta calidad
·         - mejorar el acceso al espacio y al agua
·         - reducir los gastos administrativos para el sector
·         - aumentar la competitividad


Finalmente todo gobierno debe aportar con una ayuda financiera que garantice que los acuicultores puedan desarrollar con éxito su actividad y en las mejores condiciones posibles. Invertirá además en investigación sobre las interacciones con el medio ambiente, sobre sanidad y nutrición de los peces de piscifactoría y sobre reproducción y cría, todos ellos elementos esenciales para el desarrollo sostenible de la acuicultura nacional y mundial.

lunes, 10 de abril de 2017

Pesca, acuicultura y su desarrollo

La pesca y la acuicultura en América Latina y el Caribe, con la producción de más de 13 millones de toneladas, generan más de 2.4 millones de empleos directos y proporcionan la base de la alimentación de miles de familias de comunidades rurales costeras y a lo largo de cuencas hidrográficas.
La importancia social de estos sectores, sin embrago, no se refleja en su justa dimensión en la institucionalidad que la rige; así, en la mayoría de los países de la región, la jerarquía institucional pesquera y acuícola se ha mantenido en segundo (viceministerios, subsecretarías o comisiones nacionales) o tercer nivel (direcciones generales, departamentos o institutos desconcentrados) lo que resulta, en la mayoría de los casos, en una débil presencia sectorial en la agenda política para el desarrollo nacional y, consecuentemente, menor acceso a recursos para el aprovechamiento del potencial sectorial en beneficio de la población.
En contraste, en el marco del poder legislativo, la reciente creación de comisiones específicas de pesca y acuicultura en los congresos o asambleas de los países, refleja la creciente relevancia que las legislaturas otorgan al capital pesquero y acuícola nacional, para beneficio de su sociedad.
La labor legislativa es esencial no solo en la creación de leyes sectoriales y marcos de medidas regulatorias que garantizan la sostenibilidad de los recursos, sino en apoyo al Ejecutivo a través de asignación presupuestal específica y de diversas acciones coordinadas de política pública para el desarrollo sostenible del sector.
Es así que, reconociendo la necesidad de articular esfuerzos entre los dos ámbitos, la FAO en América Latina y el Caribe impulsó la creación del Foro de Parlamentarios de la Pesca y la Acuacultura de América Latina y el Caribe.
Este mecanismo tiene como esencia el impulso de acciones legislativas para incrementar la contribución de estos sectores a la seguridad alimentaria y nutricional, el alivio a la pobreza, el fortalecimiento de las economías nacionales y la sostenibilidad de sus recursos pesqueros y acuícolas. El Foro fue creado en 2014, en la Ciudad de México y una segunda edición tuvo lugar en Brasilia, Brasil, en 2015.
Este año, República Dominicana fue el país anfitrión, donde se trató un importante portafolio de temas orientados a la inclusión del pescado en la alimentación escolar; la inclusión de pescadores artesanales y acuicultores de recursos limitados en los sistemas de protección social; la seguridad ocupacional de los pescadores que emplean el buceo y el fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades ribereñas a los efectos negativos del cambio climático. El encuentro tuvo como finalidad fortalecer los avances alcanzados, así como permitió analizar acciones legislativas concretas para impulsar la pesca y la acuicultura en América Latina y el Caribe.
Las estimaciones establecen que República Dominicana importa entre 30 y 35 mil toneladas de pescados y mariscos, lo que representa cerca de US$80 millones. Localmente se producen alrededor de 14 mil toneladas, tanto de pesca de captura como de acuicultura.
Del autor y la Fao
Flores Nava es oficial de pesca y acuicultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para América Latina y el Caribe. Participó en III Foro de Parlamentarios de la Pesca y la Acuacultura.

jueves, 26 de enero de 2017

Producción Mundial de Alimentos Balanceados en Acuicultura 2017

Según datos de la Encuesta Global sobre Alimento Balanceado de Alltech 2017, estima que las toneladas de alimento balanceado internacional han excedido los mil millones de toneladas métricas por primera vez. Esto representa un aumento de 3,7 por ciento con respecto al año pasado y 19 % de incremento desde los resultados de la primera encuesta publicada en 2012, a pesar de la disminución del 7% en el número de platas de alimento balanceado.


Para este año se muestra que los 30 principales países, clasificados por producción, poseen el 82 por ciento de las fábricas de alimento balanceado del mundo y producen el 86 por ciento del alimento balanceado total a nivel mundial. Los 10 principales países productores de alimento balanceado en 2016, por orden de importancia en cuanto a producción, son China, Estados Unidos, Brasil, México, España, India, Rusia, Alemania, Japón y Francia. Estos países cuentan con 56 por ciento de las plantas de alimento balanceado a nivel mundial y representan el 60 por ciento de la producción total.     


En América Latina, Brasil continua siendo el líder en producción de alimento balanceado, mientras que México registró el mayor crecimiento en toneladas métricas, representando ahora más del 20 por ciento de la producción total de alimento de América Latina y cerca de la mitad de la producción total de Brasil. En general, América Latina tiene precios moderados del alimento balanceado, pero Brasil ha aumentado este año. Cuando se compara con los Estados Unidos, Brasil está 20 por ciento más alto para cerdos y 40 por ciento más alto para ponedoras y reproductoras. 


La Acuicultura en Crecimiento
La acuicultura ha continuado su tendencia de crecimiento, con un aumento de la producción estimado de 12 por ciento en 2016. Europa fue el destacado, con aumento en los números de Turquía, Alemania, Reino Unido y Francia.

África aumentó cerca de 1 millón de toneladas métricas, impulsada por Egipto y Nigeria en particular.

Asia mantuvo su volumen, pero con un movimiento interesante entre sus jugadores. Filipinas, China y Myanmar disminuyeron este año, mientras que Vietnam, India, Indonesia, Japón y Corea del Sur aumentaron.

Este aumento en el tonelaje parece seguir la tendencia al alza, aproximadamente 8 por ciento de crecimiento anual, en el consumo de peces cultivados.





Fuente: ENCUESTA GLOBAL SOBRE ALIMENTO BALANCEADO DE ALLTECH | 2017