lunes, 10 de abril de 2017

Pesca, acuicultura y su desarrollo

La pesca y la acuicultura en América Latina y el Caribe, con la producción de más de 13 millones de toneladas, generan más de 2.4 millones de empleos directos y proporcionan la base de la alimentación de miles de familias de comunidades rurales costeras y a lo largo de cuencas hidrográficas.
La importancia social de estos sectores, sin embrago, no se refleja en su justa dimensión en la institucionalidad que la rige; así, en la mayoría de los países de la región, la jerarquía institucional pesquera y acuícola se ha mantenido en segundo (viceministerios, subsecretarías o comisiones nacionales) o tercer nivel (direcciones generales, departamentos o institutos desconcentrados) lo que resulta, en la mayoría de los casos, en una débil presencia sectorial en la agenda política para el desarrollo nacional y, consecuentemente, menor acceso a recursos para el aprovechamiento del potencial sectorial en beneficio de la población.
En contraste, en el marco del poder legislativo, la reciente creación de comisiones específicas de pesca y acuicultura en los congresos o asambleas de los países, refleja la creciente relevancia que las legislaturas otorgan al capital pesquero y acuícola nacional, para beneficio de su sociedad.
La labor legislativa es esencial no solo en la creación de leyes sectoriales y marcos de medidas regulatorias que garantizan la sostenibilidad de los recursos, sino en apoyo al Ejecutivo a través de asignación presupuestal específica y de diversas acciones coordinadas de política pública para el desarrollo sostenible del sector.
Es así que, reconociendo la necesidad de articular esfuerzos entre los dos ámbitos, la FAO en América Latina y el Caribe impulsó la creación del Foro de Parlamentarios de la Pesca y la Acuacultura de América Latina y el Caribe.
Este mecanismo tiene como esencia el impulso de acciones legislativas para incrementar la contribución de estos sectores a la seguridad alimentaria y nutricional, el alivio a la pobreza, el fortalecimiento de las economías nacionales y la sostenibilidad de sus recursos pesqueros y acuícolas. El Foro fue creado en 2014, en la Ciudad de México y una segunda edición tuvo lugar en Brasilia, Brasil, en 2015.
Este año, República Dominicana fue el país anfitrión, donde se trató un importante portafolio de temas orientados a la inclusión del pescado en la alimentación escolar; la inclusión de pescadores artesanales y acuicultores de recursos limitados en los sistemas de protección social; la seguridad ocupacional de los pescadores que emplean el buceo y el fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades ribereñas a los efectos negativos del cambio climático. El encuentro tuvo como finalidad fortalecer los avances alcanzados, así como permitió analizar acciones legislativas concretas para impulsar la pesca y la acuicultura en América Latina y el Caribe.
Las estimaciones establecen que República Dominicana importa entre 30 y 35 mil toneladas de pescados y mariscos, lo que representa cerca de US$80 millones. Localmente se producen alrededor de 14 mil toneladas, tanto de pesca de captura como de acuicultura.
Del autor y la Fao
Flores Nava es oficial de pesca y acuicultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para América Latina y el Caribe. Participó en III Foro de Parlamentarios de la Pesca y la Acuacultura.

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